Si lo fuera, ya estaría ayudando. La gente come insectos en todo el mundo, especialmente los pobres y privados de nutrientes.
Los insectos son muy nutritivos, tienen mayor contenido de proteínas que las carnes de vertebrados y son mucho más fáciles de producir. Una libra de alimento puede producir 0.9 libras de carne de saltamontes, pero solo 0.1 libras de carne de vaca. Esta “eficiencia de conversión” es lo que hace que los insectos sean buscados como la cura para los males del carnivorio: puedes cultivar muchos alimentos a bajo precio y en espacios pequeños, y es incluso mejor para ti que el ganado tradicional. Ya estamos viendo esfuerzos para resolver las deficiencias de proteínas en los pobres de México al fortificar las tortillas con harina de cricket (y sé de una marca de barras de proteína que también usa harina de cricket).
Sin embargo, el problema con la hambruna no es la disponibilidad de alimentos, sino la distribución. Incluso si pudieras cultivar insectos, pueden salir mal si no se comen lo suficientemente rápido como cualquier otra carne. No todos los insectos son comestibles: algunos saben mal, y otros pueden ser tóxicos. Luego está el problema de la conservación. Como los occidentales comienzan a comer insectos exóticos, la demanda de estos está creciendo, y estamos viendo culturas indígenas que alguna vez dependían de los insectos que cosechaban en exceso estos insectos para venderlos a los occidentales, y comprar fideos instantáneos con las ganancias (ver Sago Palm comida). La comida está fuertemente ligada a la cultura, y si comer insectos es visto como de clase baja, incluso los pobres harán lo que puedan para comer más fideos y carne en lugar de comer langostas.
Conclusión: comer insectos (entomofagia) es útil para reducir la desnutrición, pero no será una panacea para la hambruna. En las zonas donde existe hambruna, probablemente ya se produzca la ingestión de insectos y no sea suficiente.
