Tu pregunta me recordó a mí mismo.
Hace 14 años, a la edad de 17 años, me diagnosticaron NF2: un raro trastorno neurológico. Tenía tumores arriba de ambos oídos, debajo del cerebro y en la médula espinal. Los tumores eran benignos, pero algunos eran grandes y potencialmente peligrosos. Escuchar la palabra “tumores” asustó a mis padres e inmediatamente decidieron que debería someterme a una cirugía para extirparlos. Tenía 17 años y no tenía el derecho legal de tomar mis propias decisiones.
La cirugía tuvo “algunos” efectos secundarios pero parecían mejores que la alternativa para mis padres. Estaba firmemente en contra de eso, pero no tenía otra opción. Así que lo sufrí. 32 horas después, salí de la cirugía sin audición, parálisis facial parcial y un equilibrio corporal muy alterado.
Me tomé 2-3 años para aceptar mi condición. Estaba enojado con mis médicos, enfermeras, padres, todos los seres vivos a mi alrededor. Porque pensé que era su culpa. Su culpa es que me hicieron someterme a la maldita cirugía, por su culpa no me salvaron la vista, por su culpa me mantuvieron con vida así.
¿Mi situación era reversible? Nop. Pero definitivamente podría haber sido pospuesto. Pude haber tenido algunos años más de audición, caminar, saltar, sonreír, hablar sin que mis labios se torcieran, mi cuerpo esbelto … En resumen, algunos años más de una vida “feliz”. ¿Cómo podrían mis padres, los mejores médicos del país, dejar que esto me pase a mí ?
Este simple (arriba) pensamiento, el arrepentimiento, la necesidad de tener / querer culpar a alguien casi me pone en depresión. Pasé meses, incluso años pensando en ¿Qué pasaría si? Podría haberlo hecho, los pensamientos realmente me hubieran torturado. En la medida en que hice la vista gorda a lo que todavía tenía: una vida.
No se puede hacer nada al respecto ahora. Todo ha sido probado. Algunas veces, algunas cosas simplemente no pueden ser ayudadas. Pero eso no significa que pierdas el resto de tu vida pensando en cómo podría haberse evitado. No tiene sentido sentarse y reflexionar sobre lo que perdió. Tu corazón está roto, y puedo imaginar cómo se siente eso, pero ahora tienes dos opciones: acéptalo, sigue adelante y vive tu vida O siéntate y pierde un valioso tiempo tratando de pensar en lo que PODRÍA haber sucedido si las cosas se hubieran detectado antes . Al menos todavía tienes audición en un oído. Es difícil aceptar una discapacidad repentina, pero recuerde, no es imposible. Nunca es imposible encontrar la felicidad en lo que tienes.
Vive tu vida 🙂