Prácticamente cualquiera. Esta es la base de las inmunizaciones administradas en la clínica. Una vez que uno ha estado expuesto a cierta toxina o veneno, desarrollarán anticuerpos que ayudarán a neutralizar una exposición secundaria al mismo agente.
Sin embargo, en el caso de muchos virus y bacterias, esto no es tan simple ya que evolucionan constantemente para evadir el sistema inmune del huésped.