Los seres humanos están fascinados, con un tipo de reacción conflictiva de evitar-evitar (curiosidad-horror), al pensar en nuestra propia vulnerabilidad y mortalidad. La mayoría de las veces, las personas siguen sus vidas como si fueran invulnerables e inmortales, y no piensan demasiado en cuán precaria y temporal es nuestra existencia.
Entonces, cuando las personas se topan con accidentes, lesiones y manifestaciones de enfermedades (ataques cardíacos, convulsiones) en público, hay un conflicto psicológico entre la curiosidad voyeurista y el horror, por un lado, y el impulso de ayudar, por el otro. En algunas personas, el voyeurismo gana; en otros, la utilidad gana.