Estaría muy emocionado si la mujer dejara salir una primera cita conmigo.
No pediré más, pero me alegrará que haya confiado en mí lo suficiente como para no controlarlo, y que tendría que esforzarme mucho para contener mi sonrisa.
Confiaré en su espalda, y preguntaré si podría compensar ese pedo con un beso.