Eso más bien depende de la tradición de cuidado de la salud ‘alternativa’ de la que estamos hablando. La acupuntura, por ejemplo, o los aspectos de la medicina tradicional china (como la vacuna contra la malaria recientemente desarrollada) realmente están basados en la evidencia y son efectivos; incluso si tales practicantes están profundamente equivocados acerca de la causalidad de por qué funcionan sus métodos, de hecho se puede demostrar que funcionan, y se están integrando en el conjunto más amplio de conocimiento médico científico incluso mientras hablamos.
Muchos otros tratamientos “alternativos”, sin embargo, la homeopatía, el activismo contra la vacunación, etc., no tienen fundamento empírico. No funcionan, nunca han funcionado, y nunca pueden funcionar, mediante leyes físicas subyacentes e ineludibles. Ese es el tipo de cosas de las que la comunidad científica se burla; cualquier cosa que realmente funcione, estamos investigando más de cerca o ya estamos usando.