Los lisosomas contienen enzimas degradantes conocidas como hidrolasas ácidas que son capaces de hidrolizar (‘digerir’) proteínas, ácidos nucleicos, polisacáridos y lípidos. Al igual que la mayoría, si no todas, las enzimas, estas hidrolasas ácidas funcionan óptimamente a un pH específico. En este caso particular, las hidrolasas ácidas localizadas en el lisosoma funcionan mejor a un pH ácido bajo (~ 5). Los lisosomas pueden mantener este pH requerido y, por lo tanto, son el sitio de degradación. El resto del citosol se mantiene a pH ~ 7.2.