No, ningún médico está “obligado” a prescribir ninguna terapia específica, aunque si se produce una complicación, como fiebre reumática por no recetar penicilina para la faringitis estreptocócica, por ejemplo, el médico podría ser disciplinado por la junta médica local (por fallar seguir los estándares de cuidado) y demandado por el paciente o la familia (por lesiones).
Para recetar un medicamento, el médico debe identificar el medicamento deseado, especificar la concentración (dosificación) y proporcionar instrucciones explícitas para el uso adecuado, incluida la información de dosificación crítica (“una hora antes o dos horas después de comer”, por ejemplo).
La única verdadera forma “prescribible” de marihuana es el dronabinol (Marinol®), una tableta (o cápsula de gel) que contiene cantidades precisas del cannabinoide activo. Debido a que la marihuana orgánica no tiene un perfil estandarizado de medicamentos (ingredientes y cantidades) ni una dosificación terapéutica verificada, negarse a recetarla es solo cuestión de no recomendarla en la forma y régimen que el usuario desee. Para mí, la mejor implementación del paradigma actual de la “marihuana medicinal” sería hacerlo “sin receta”, como el tabaco, que los médicos no “prescriben” ni recomiendan. Si debo prescribir algo, creo que su pureza, seguridad y eficacia deben estudiarse adecuadamente, y debe administrarse en una forma no peligrosa (es decir, que no se queme ni inhale).