La oxicodona se prescribe cuando un paciente sufre dolores graves. Las personas en esa condición se sienten algo sedado. Después de un día entero de hacer muy poco, la mayoría de los pacientes tienen problemas para conciliar el sueño o para dormir sin despertarse.
Por lo general, se les administró un medicamento inductor del sueño (10 mg de zolpidem, durante aproximadamente 3 horas) o lormetazepam (1 o 2 mg) que funciona durante 8 horas. Ambas pastillas para dormir son adictivas.
Cuando el paciente mejoraba, tenía que disminuir gradualmente la dosis de DOS drogas adictivas. Esa es la razón por la que, cuando fue posible, reemplazaron las pastillas para dormir por un antidepresivo que data de los años cincuenta, que tenía efectos secundarios sedantes y que no era adictivo.
Quieren minimizar el riesgo de adicción una vez que el paciente debe estar libre de medicamentos. Cuanto más joven sea el paciente, más renuentes son los médicos a administrar medicamentos que podrían implicar un riesgo para la adicción.
El problema, sin embargo, en mi caso, fue que tuve que tomar un analgésico y una pastilla para dormir. La primera noche, el Trazodone funcionó como se suponía. La segunda (y la siguiente) noches no funcionó en absoluto. Han intentado un par de pastillas para dormir no adictivas similares, pero sin ningún resultado.
Mi suposición es que la reacción de diferentes pacientes con Trazodone es muy diferente, como lo es con los antidepresivos modernos.
