Aquí hay una cura aún más simple:
Mi padre fue operado para curar su próstata agrandada pero después de unos años sucedió lo mismo. Después de sufrir la inhabilidad de orinar normalmente durante meses (vivía solo y me llamaba a mí o a mi hermano a medianoche para llevarlo a urgencias para que el médico pudiera colocarle un catéter para aliviar el problema y el dolor). Casi estuvo de acuerdo en tener una segunda operación. Afortunadamente, alguien le mencionó sobre la terapia con hojas de piña. Entonces, con una actitud de no perder nada, lo intentó, y efectivamente, en menos de un mes, la próstata problemática se volvió normal y volvió a ser una persona feliz. Simplemente limpia las hojas (preferiblemente aquellas sin espinas) y luego usa una licuadora y un poco de azúcar para hacer una pasta y consumir diariamente.
¿Efecto secundario? ¡Sí hay! Cada dos semanas, yo o mi hermano compramos 5 piñas, le dimos las hojas a mi papá y nuestras familias tendrían postres de piña durante toda la semana.