No me opongo a que las personas hagan medicina alternativa siempre y cuando:
- no detienen mis tratamientos regulares y / o medicamentos sin consultarme primero, y me aseguro de que estoy de acuerdo, y me dicen lo que hacen / toman.
- no aceptan todo tipo de esquemas salvajes que los pongan en peligro, como suspender la insulina en diabéticos tipo I a causa de una “cura” prometida para la diabetes con la condición de que dejen de tomar todos los medicamentos comunes (ha sucedido, y algunos pacientes lo hacen). ¡créanme!), o están descaradamente y sin documentar ordeñándolos económicamente aprovechando su desesperación.
- No tengo que asumir la responsabilidad general de estos tratamientos alternativos también.
El porqué es obvio.