En general, la mejor manera es obtener una segunda opinión de un especialista afiliado a la universidad.
Es muy difícil para una persona no médica evaluar los tratamientos de forma independiente. Hay mucha lectura que puede hacer y es difícil evaluar datos y documentos sin antecedentes médicos y experiencia en el campo. En estos días hay mucha información disponible y puede ser difícil separar lo bueno de la basura.
Como parte de ser profesor, hay una exposición constante a nuevas ideas y análisis de datos de actividades académicas y educativas, incluidas reuniones, seminarios, grandes rondas y clubes de revistas. Además, los estudiantes y los residentes hacen una serie de preguntas que requieren un estudio más profundo del profesor. Cuando se publican los artículos, se requiere una revisión de la literatura pertinente.
Una consulta universitaria le permitirá comprender si este “nuevo enfoque médico” tiene validez. El profesor debería poder decirle si el tratamiento se basa en buena ciencia y si hay experiencia clínica y resultados.
