En mi experiencia, la ketamina rara vez se utiliza en la práctica médica actual, excepto para uso ocasional como segunda o tercera opción para la sedación consciente de pacientes pediátricos, y en ese caso se combina con una benzodiazepina, que minimiza los aspectos desagradables de la ketamina.
Si se hace bien, no hay ‘viaje’, solo un paciente va a un lugar similar a la anestesia, pero retiene suficiente de sus procesos autonómicos para mantener su propia respiración y reflejo nauseoso. Cuando se hace bien, nada sobre la sedación se imprimirá en la memoria del paciente. Para ellos, recuerdan haber venido al hospital, y recuerdan haber despertado con el procedimiento hecho, sin nada en el medio. Sin viaje, sin mal viaje, sin efecto sobre la depresión. (Al menos no tiene efectos negativos. Algunos estudios han indicado un posible efecto positivo)
La ketamina es a menudo una droga de abuso, y en este contexto (siempre me pregunto, especialmente dada la curiosidad sobre el ‘viaje’) se debe evitar. Hay una razón por la cual es un anestésico de segunda / tercera línea, que rara vez se usa en humanos cuando hay algo más efectivo disponible. Esto se debe a que puede causar alucinaciones, y debido a la formicación, el picor de todo el cuerpo y la sensación de estar arrastrándose en la piel que muchos pacientes sienten cuando se despiertan.
Además, a diferencia de los anestésicos inhalados, una vez que se ha administrado la dosis, no hay forma de recuperarla rápidamente. Con los anestésicos gaseosos, hay un botón o función de “purga de oxígeno” que lo ventilará con oxígeno puro y eliminará rápidamente el anestésico de su cuerpo, en caso de que tenga una reacción adversa o realmente necesite que lo traigan AHORA. No puedes hacer eso con algo que hayas inyectado, ya que purgar rápidamente la sangre del paciente de su cuerpo es bastante letal …
