La gente hace trampa por muchas razones diferentes. Muchas veces, son inseguros en sí mismos. Otros no están felices en su relación, pero tienen dificultades para enfrentar el conflicto en sí mismos o con su pareja. Otros carecen de madurez. Algunos son adictos al sexo.
En otras palabras, la persona que hace trampas necesita resolverlo. Ver a un terapeuta podría ayudar.