¿Se puede trasplantar una metástasis hepática?

La respuesta a su pregunta es sí, pero solo en circunstancias específicas.

La metástasis se refiere a depósitos tumorales lejos del sitio del tumor primario. Tradicionalmente se ha creído que estas células son transportadas por la sangre por todo el cuerpo y también se depositan en el hígado y, por lo tanto, la presencia de metástasis en el hígado, sugiere que hay células cancerosas potencialmente en todo el cuerpo.

Los avances recientes en la obtención de imágenes metabólicas como la PET han permitido detectar sitios de metástasis en todo el cuerpo con alta sensibilidad y precisión adecuada. Con estas tecnologías, ha sido posible descartar la metástasis fuera del hígado con mucha más certeza que nunca.

Los estudios en biología tumoral y oncología molecular han sugerido que en algunas metástasis hepáticas como las de tumores neuroendocrinos o tumores colorrectales, las células metastásicas permanecen en el hígado durante algún tiempo antes de que se diseminen por la sangre. En particular, la evidencia reciente ha demostrado que las metástasis del cáncer colorrectal se pueden tratar de manera efectiva con una combinación de quimioterapia y cirugía hepática para la supervivencia a largo plazo.

El trasplante de hígado se ha realizado con buenos resultados para la metástasis de tumores neuroendocrinos durante varios años con excelentes resultados en todo el mundo.

Se han realizado progresos recientes en el trasplante de hígado para la metástasis de cánceres colorrectales con resultados alentadores, particularmente de Noruega, y han atraído la atención de la comunidad de trasplantes. Por el momento, no todos los países han comenzado a realizar trasplantes para esta indicación.

No.

El trasplante de hígado implica que el paciente estaría en inmunosupresión de por vida. El sistema inmune del cuerpo tiene dos funciones. Primero, ayuda al cuerpo a combatir los microbios externos mediante lo que se denomina respuesta CD4. La segunda función le permite mantener a raya las células malignas. Por lo tanto, la inmunosupresión aumenta el riesgo de malignidades como PTLD. Por lo tanto, trasplantar a un paciente con una neoplasia maligna extrahepática significaría que la primaria crecería más rápido. Incluso si el primario se ha resecado, el hecho de que el tumor haya hecho metástasis al hígado significa que hay micrometástasis en otros lugares que puede evolucionar después de la inmunosupresión.