0.25 tiende a ser la “diferencia apenas perceptible” para la mayoría de las personas.
Algunas personas, sin embargo, sufren aberraciones de orden superior y en realidad se pueden beneficiar de menores cantidades de cambio (es decir, 0.125). La tecnología más nueva permite mapear específicamente la potencia refractiva del ojo y luego fabricar lentes personalizadas con estos incrementos más pequeños.