Cualquier cosa puede ser terapéutica si se refiere a aliviar o curar una afección predefinida.
Sin embargo, no es tan fácil determinar si determinadas cosas funcionarán para individuos específicos (y qué tan bien o con seguridad funcionarán).
A veces existen pautas socializadas o institucionalizadas, como la FDA creada en Estados Unidos, pero son una barra muy baja que es fácil de engañar y realmente no protege a los pacientes en gran medida en comparación con un sistema más riguroso.
Muchas drogas no se comprenden bien, ya que la anatomía humana en sí misma no se comprende bien, por lo que predecir los beneficios terapéuticos, los efectos secundarios, las interacciones y los daños en particular pueden ser más allá de la ciencia que actualmente poseemos.
Además, la mente humana ha sido observada como el agente terapéutico más poderoso disponible para los humanos. La separación de la influencia de nuestro cerebro, y su funcionamiento consciente e inconsciente, de medicamentos o procedimientos particulares es imposible en nuestras mediciones. Esto significa que la determinación de las propiedades y la seguridad de determinadas sustancias es mucho más difícil y nunca totalmente precisa, pero también significa que podemos tener reacciones positivas a muchas más cosas que solo estructuras químicas especializadas.
