Bacterias y virus.
El simple hecho de que la enfermedad puede ser causada por otro organismo vivo o semivivo, alimentándose de usted, para cumplir con sus propios requisitos explica mucho acerca de por qué nos enfermamos. Eliminó de la ecuación ideas como ‘miasma’, ‘transferencia de maldición’ y ‘espíritus malignos’, y convirtió ‘estar indispuesto’ -como resultado de la infección, al menos- en otra característica de los comportamientos migratorios de las poblaciones de organismos, explotando los recursos de un nuevo entorno (en este caso, su propio cuerpo). Resultó estar enfermo en otro aspecto del mundo físico, en oposición a algo terrible dirigido contra usted, personalmente, tal vez por algo que había hecho.
Una vez que puede explicar la enfermedad en términos de los intentos de su propio cuerpo de luchar contra la invasión, la enfermedad deja de ser competencia de los sanguijuelas, los catarsis y los trepadores, y se convierte en un asunto para los médicos, y conceptos como “limpieza”. deja de estar al lado de ‘Divinidad’ y comienza a estar al lado de ‘higiene’.
Incluso cuando, (habiendo descubierto esto) descubres que ningún organismo extraño está involucrado en tu dolencia, tu conocimiento de que pueden ser causados por el daño físico infligido por dicho agente, te lleva a atribuir enfermedades tales como carcinomas, a mal funcionamiento de el cuerpo, en sí mismo, más que los desequilibrios de los humores, de lo que sea, y probar tus teorías.