Personalmente no tengo diabetes, pero sí tengo un abuelo que sí.
Se inyecta la barriga con insulina con frecuencia hasta el punto de que pude ver múltiples cicatrices de aguja en esa área. Una de sus piernas está hinchada con un tono violáceo, y tiene que tomar descansos a menudo cuando camina. Él tiene que ir al baño y comer con mucha frecuencia. Esta experiencia me hace temer la posibilidad de tener diabetes yo mismo.
Como una persona muy optimista (tal vez ingenua), no espero la cura. Sé que la cura está a la vuelta de la esquina.
Con los últimos avances biológicos en la edición de genes (CRISPR) y dado que la diabetes es una enfermedad conocida que afecta a gran parte de la humanidad, estoy seguro de que muchos científicos se sentirían inclinados a intentar descubrir cómo reparar las células defectuosas en un individuo diabético. Sin duda ayudaría a mejorar las vidas de muchas personas, y también a ayudarlas a obtener reconocimiento internacional y fama.