Hasta el punto. Por ejemplo, las diaminas huelen como cuerpos podridos. Los ácidos carboxílicos muy largos (es decir, ácido butírico, ácido valérico) tienden a oler muy sucio. Las aminas en general (es decir, piperadine, TEMED) tienden a tener un olor a pescado.
Sin embargo, la condensación de un ácido carboxílico y alcohol tiende a producir ésteres aromáticos muy agradables. Las cetonas y los aldehídos tienden a ser de olor agradable y son ingredientes populares en los perfumes.