Sí.
Pero no es tan simple como “crecer” o “no crecer” o “no crecer tanto”. Este tipo de drogas cambia la forma en que crecemos, en el cerebro y en otros lugares. Crecimos de manera anormal, hemos retrasado o atrofiado el crecimiento y la madurez en algunas formas clave, y podemos incluso reducir algunas formas. Causan disfunciones en el cerebro que cambian sus características físicas así como su funcionamiento, y estos cambios no son un resultado universalmente “más” o “menos”.
Más allá del cerebro, la disfunción inducida por los tratamientos psicotrópicos tiene efectos sistémicos : nuestras hormonas, metabolismo, sistema inmunológico, microflora, homeostasis y otros procesos dinámicos se desregulan anormalmente y nuestro cuerpo se adapta cambiando nuestras formas y funcionamiento, volviéndose dependiente de las sustancias que estamos tomando, o luchando para lidiar con las repercusiones de esa desregulación mientras no se puede restablecer una homeostasis funcional.
Cambiar cosas como nuestros niveles y proporciones de hormonas, o cómo nuestro cuerpo gasta o almacena su energía, puede afectar el crecimiento. A veces crecemos de manera diferente en lo que respecta a la estructura, la tasa, el contenido o la función, y algunas veces no crecen de manera apropiada o normal para nuestra edad o situación. Esto puede llevar a cosas como huesos pequeños, quebradizos o deformes, problemas emocionales o cognitivos (cambios de personalidad, trastornos del estado de ánimo, pérdida de memoria, impedimentos intelectuales, etc.), defectos de nacimiento y abortos, disfunción orgánica, afecciones de la piel y más.