En primer lugar, me gustaría decir que es una buena pregunta.
En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas estadounidenses quedaron atrapadas en las cuevas de Pozzoli durante más de una semana y tal fue la magnitud de las bajas que el doctor Henry Beecher se quedó sin anestesia. Confrontado con un soldado herido que necesitaba operar rápidamente, le indicó a su enfermera que le administrara una inyección de agua salada en lugar de morfina. Y sorprendentemente lo que sucedió después sacudió el mundo médico.
Se descubrió que el soldado no solo se consolaba con la inyección de agua salada ; fue capaz de tolerar las agonías de la cirugía, así como si le hubieran inyectado anestesia “real”. Durante las siguientes semanas Beecher replicó el resultado con docenas de soldados heridos y cada uno de ellos pudo soportar el trauma de la cirugía con nada más que agua salada corriendo por sus venas.
Más tarde escribió un documento “The Powrful Placebo”.