La realidad es que, después de una amigdalectomía, casi cualquier cosa dañará tu garganta.
En mi caso, me prometieron helado después de mi cirugía (tenía seis años en ese momento). Para mi decepción, no pude tragarlo y tuve que ver a otro miembro de la familia comérselo. Cuando llegamos a casa, mi padre me hizo un huevo blando y escalfado y pude tragarlo. ¡Fue grandioso!
La buena noticia es que la garganta sana rápidamente y pronto volverá a la normalidad.