Cuando tomé sertralina, estaba en un estado obsesivo de ansiedad hasta el punto de que estaba coloreando todo en mi vida. Sobre una base química, era una sobrecarga de dopamina, probablemente similar al antojo de un adicto a la cocaína. Mis pensamientos se distorsionaron e interpreté todo de una manera tendenciosa como intencionalmente dañina. Me costó mucho ser objetivo. Sentí que mi cerebro había sido secuestrado.
A las pocas horas de tomar sertralina, el equilibrio, la calma y la racionalidad regresaron. Me sentí bajo control y las distorsiones se aclararon.
Sin embargo, el uso continuado de sertralina me cansó, me faltaba ambición. Mi cerebro parecía en modo de pausa. Experimenté con la dosis. 100 fue demasiado. 50 y 25 fue mejor.
No lo tomo más. Si entraba en un estado ansioso donde me obsesionaba, lo tomaría de nuevo sin dudarlo. Pero solo he estado en ese estado durante quizás un mes o dos en mi vida adulta.
La sertralina es un ISRS que modula la dopamina. La serotonina es el químico cerebral asociado con la calma. La dopamina está asociada con el deseo y la euforia. Un poco de dopamina es genial, pero demasiado es horrible. Pregúntele a un adicto a la cocaína. El cerebro produce todos los químicos correctos, así que no necesitamos tomarlos, excepto cuando nos encontramos con un problema.
Conozco a varias personas de entre 16 y 80 años que lo tomaron. Realmente ayuda a tomar el control si estás saliendo de una adicción romántica, eres hiperactivo, obsesivo, ansioso, irritable, maníaco.
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