La cirrosis suele ser irreversible, pero la velocidad de progresión puede ser muy lenta, dependiendo de su causa y otros factores. Las tasas de supervivencia a cinco años son de alrededor del 85% y pueden ser inferiores o superiores dependiendo de la gravedad.
Por ejemplo, para los bebedores alcohólicos que dejan de beber, una tasa de supervivencia de cinco o más años puede llegar al 85%. Para aquellos que continúan bebiendo, la posibilidad de vivir más de cinco años no es superior al 60%.
En pacientes con hepatitis B o C, la tasa de supervivencia a cinco años después de un diagnóstico de cirrosis varía de 71% a 85%.
Alrededor de dos tercios de los pacientes con cirrosis biliar primaria no desarrollan síntomas y pueden vivir una vida normal. Una vez que aparecen los síntomas de daño hepático, como la fiebre vertebral, el tiempo de supervivencia promedio disminuye. En un estudio de mujeres con cirrosis biliar primaria, aproximadamente el 36% desarrolló síntomas durante un período de 11 años y el 11% murió o requirió un trasplante de hígado.
Lamentablemente, los médicos no pueden determinar cuándo se produjo la cirrosis antes, lo que dificulta la determinación del pronóstico.