– Dependencia inculturada e impotencia. ¡El gobierno, la medicina moderna, las instituciones de la ciencia, las restricciones cognitivas y creativas, y la vergüenza cultural de los desviados son nuestros salvadores !
– Currículo ultra-restringido y basado en ganancias. Obtenemos la mayoría de nuestros paradigmas estructurales y administrativos, literatura educativa y pautas programáticas, y fondos de intereses especiales de entidades que directa e indirectamente se benefician de que los niños piensen y actúen de maneras específicas.
– Nacionalismo y fundamentalismo. El entrenamiento de adherencia, el abuso y el ostracismo por puntos de vista y comportamientos divergentes o “problemáticos”, y la propaganda de línea dura saturan las escuelas públicas y privadas por igual. Sin embargo, no todas las configuraciones tienen las mismas influencias o naturaleza.
– Cumplimiento obligatorio. Códigos de vestimenta, políticas de asistencia, multas por absentismo escolar, restricciones de opciones alternativas, horario escolar insalubre y esquemas de programación, y una reducción general de las visiones del mundo, imaginación ejercitada y posibilidades respaldadas.
En cuanto a ese vínculo solo parcialmente relacionado, cualquiera que piense que los productos farmacéuticos con sabor a caramelo son más un problema que el consumo masivo institucionalizado y explotador de niños pequeños llega tarde a la fiesta.
Al menos creo que es válido señalar que los mismos principios culturales que crean la idea de “niños que necesitan drogas” (en lugar de “sociedades que necesitan tener mejores fronteras sociales”) también crean muchos de los anti- filosofías sociales humanas.
