Las bacterias resistentes a los antibióticos actualmente representan un riesgo significativo y subinformado significativamente para la salud humana. Una buena parte de los casos de morbilidad y mortalidad asociados con la cirugía probablemente estén relacionados con infecciones resistentes a los antibióticos. También son problemáticos para las personas con VIH y diabetes.
La resistencia a los antibióticos puede transferirse por diversos medios de una bacteria a otra, por lo que es fácil de desarrollar.
En muchos casos, el desarrollo de fármacos no sigue el ritmo de la resistencia a los antibióticos, sin embargo, algunas cosas como la terapia con bacteriófagos podrían, si se eliminaran los obstáculos regulatorios, permitir el desarrollo de nuevas terapias tan pronto como surgieran.
Sin embargo, no todas las enfermedades se pueden tratar con fagos. En la actualidad, los fagos son en general buenos para las enfermedades de la piel y del intestino, y especialmente malos para las afecciones que actualmente se tratan con antibióticos que requieren una buena penetración del tejido.
