Sí. La naturaleza hace esto todo el tiempo. Ahora, las enzimas a menudo se “ajustan” a través de la evolución para funcionar mejor en un rango específico de temperaturas, pero ese rango puede variar.
Hay bacterias que viven en agua que está más caliente que la ebullición en los respiraderos hidrotermales del fondo marino. Todas sus enzimas deben haberse adaptado a temperaturas y presiones extremas. Sin embargo, es posible que no funcionen a “nuestra” temperatura y presión: están fuera de su rango óptimo.
En este momento, hay bacterias que viven en el ácido concentrado de tu estómago.
¿Tan completamente “insensible”? No. Pero pueden evolucionar para funcionar en condiciones sorprendentemente extremas. Y hoy en día con la simulación por computadora de enzimas, es posible diseñar enzimas racionalmente para una mayor estabilidad bajo condiciones objetivo, o al menos dirigir racionalmente su evolución en un cribado experimental.