La tasa de efectividad de los diferentes tipos de anticoncepción no se selecciona al azar, sino que se determina mediante investigación científica, medida en porcentajes que indican el número de embarazos no deseados de cada 100 personas que usan un solo tipo de anticonceptivo durante el primer año y en relación con los sujetos y métodos utilizados en estudios clínicos.
Esto le da dos tasas distintivas de falla. Uno, generalmente el más bajo, se basa en el “uso perfecto”, y el otro, generalmente el más alto, se basa en el “uso típico”.
Las empresas que producen y distribuyen anticonceptivos deben realizar varios estudios y ensayos clínicos antes de comercializar su producto. Esta es la forma en que pueden determinar la seguridad del método para la población en general (y obtener aprobación), los posibles efectos secundarios y la efectividad general y el fracaso (entre otras cosas). Pero algunos de estos estudios no representan necesariamente la efectividad general que tendrá un método anticonceptivo una vez que la gente real lo use en su vida diaria, ya que la población incluida en algunos de estos estudios clínicos está sujeta a intervenciones (como clases de educación sexual, entrenamiento especial, evaluaciones, pruebas, etc.), algo que reduce significativamente el error del usuario, resalta la importancia o educación adecuada, y proporciona resultados basados en condiciones ideales. Las tasas de fracaso obtenidas en estos estudios se basan en el “uso perfecto” y el fabricante las informa (en ocasiones de forma exclusiva) en sus cajas y folletos informativos.
Por otro lado, existen estudios que determinarán las tasas de fracaso de la anticoncepción entre los usuarios habituales que no han sido sometidos a intervenciones especiales. Los datos pueden recopilarse de diversas maneras, desde estadísticas nacionales hasta una población en estudios observacionales, y sus resultados determinarán la tasa de fracaso de la anticoncepción bajo el “uso típico”.
Los condones son un buen ejemplo de esto, ya que los métodos de barrera dependen en gran medida de que sus usuarios sean efectivos, y sus tasas de falla pueden ser tan bajas como 2% con un uso perfecto, o tan altas como 24% con un uso típico.
