Lamentablemente, hay sustancia en la sospecha. Los médicos suelen ser personas egoístas y anormalmente arrogantes, y esto a veces lleva a conflictos entre lo que quieren para sí mismos y lo que es mejor para el paciente. Para señalar algunas de las formas:
- Los médicos algunas veces realizarán investigaciones innecesarias. Esto puede deberse a que quieren protegerse de ser demandados por un paciente o porque tienen un interés financiero en el laboratorio de patología o en el centro de imágenes.
- Los médicos pueden remitir a los pacientes a otros doctores a cambio de un soborno en lugar de hacerlo en el mejor interés del paciente.
- Los médicos pueden realizar un procedimiento o una operación porque se les pagará por ello en lugar de porque es la mejor opción para el paciente.
- Los cirujanos pueden decirle a un paciente que una operación no es posible porque no tiene las habilidades técnicas para realizarla, mientras que otros lo hacen.
- Los cirujanos pueden intentar realizar operaciones en las que no están capacitados, en lugar de derivar a un paciente a otro cirujano experto en esa operación.
- Los cirujanos pueden decirle a un paciente que están demasiado enfermos para la cirugía para proteger sus propias estadísticas.
Sin embargo, para una enfermedad determinada, el mejor tratamiento se encuentra dentro de los dominios de la opción terapéutica comprobada científicamente y clínicamente probada.
Las instancias de conducta no ética como los ejemplos anteriores no implican que todos los médicos sean inmorales todo el tiempo. La mejor opción para un paciente con un grave o complejo problema médico o quirúrgico es acudir a un médico de renombre en un hospital reputado y bien equipado.
En términos de saquear a un paciente, la administración de tratamientos que se sabe que no son efectivos, como la homeopatía, es mucho más pernicioso que un médico que ordena una tomografía computarizada evitable.
