Por supuesto. Mucho. Al igual que la vez que intenté jugar un tiro de barrido en el cricket, fallé y pasé una pelota debajo de mi casco a 60 mph.
¿Qué tal la vez que no pude saltar a un escenario y me corté las espinillas?
De forma rutinaria no subí a la cuerda en la escuela y tuve quemaduras por fricción.
¡La lista continua!