¿Por qué debería preocuparse por el VIH o las ayudas en su negocio?

Probablemente no deberías hacerlo a menos que seas un proveedor de atención médica que esté trabajando con fluidos corporales como sangre, semen o fluidos vaginales.

Si ese fuera el caso, ya sabría sobre precauciones universales, y tendría que seguirlas.

Además, si eres una trabajadora sexual, necesitarías estar bien informada sobre las prácticas sexuales más seguras y también preguntarle a tu médico sobre el inicio de PReP, un protocolo de tratamiento que puede evitar que el VIH te infecte si tus precauciones de sexo seguro fracasan.

Aparte de esos dos escenarios, sería altamente improbable que alguna vez necesites siquiera pensar en el VIH en tu lugar de trabajo.

La mayoría de las personas con VIH están en tratamiento y no pueden contagiarte.

Pero incluso si no, el VIH no se propaga a través del contacto casual. No está presente en la saliva, las lágrimas, el sudor, la orina, las heces o el vómito.

Solo puede transmitirse a través del contacto sexual o al compartir agujas intravenosas.

En general, no necesita preocuparse por el VIH o el SIDA en su negocio.