Hay algunas grandes diferencias.
La enfermedad de Parkinson se caracteriza por la muerte de las células cerebrales que producen un neurotransmisor llamado dopamina. Con el tiempo (muchos años, en realidad), la pérdida de la capacidad de producir dopamina hace que el paciente pierda la capacidad de enviar señales cerebrales que controlan los movimientos del cuerpo. Esto puede estar relacionado con la EM ya que hay algunas investigaciones nuevas que indican que la muerte de las neuronas dopaminérgicas (que producen dopamina) puede ser causada por una respuesta autoinmune.
La esclerosis múltiple es definitivamente una enfermedad autoinmune, pero en esta enfermedad el sistema inmune ataca y destruye la mielina, la envoltura grasa que rodea las fibras nerviosas. A su paso, deja placas o cicatrices (de ahí el nombre de “esclerosis múltiple” que significa “muchas cicatrices”). Las señales nerviosas no atraviesan las neuronas cicatrizadas tan fácil o eficientemente como lo hacen a través de las células nerviosas normales (piense en un cable eléctrico con su aislamiento eliminado), y esto causa los diversos e impredecibles síntomas de la enfermedad.