El hígado funciona como una fábrica química en nuestro cuerpo. Desintoxica varias sustancias nocivas a medida que la sangre pasa a través de él.
En la enfermedad hepática avanzada, como la cirrosis, o cualquier afección en la que las células hepáticas no funcionen correctamente, la sangre procedente del intestino evita el hígado y pasa directamente a la circulación sistémica y al cerebro.
Esta sangre contiene toxinas dañinas para el cerebro, por ejemplo, amoníaco, manganeso, que dañan las neuronas. El paciente puede tener síntomas neuropsiquiátricos, cambios de personalidad.