Sabían lo suficiente en tiempos bíblicos que la semilla del hombre era necesaria para que una mujer quedara embarazada. La parte sobre los anticonceptivos proviene de un tema relacionado cuando los hijos de Judá hicieron el mal a los ojos del Señor.
Y Judá tomó mujer para Er, su primogénito, que se llamaba Tamar. Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová; y el SEÑOR lo mató.
Y Judá dijo a Onán: Ve a la mujer de tu hermano, y siéntate con ella, y levanta simiente a tu hermano.
Y Onan sabía que la semilla no debería ser suya; y cuando llegó a la casa de la mujer de su hermano, la derramó en el suelo, no sea que le dé descendencia a su hermano. Y lo que él hizo, desagradó a Jehová; por lo cual también lo mató (Génesis 38: 6-10).
No se sabe qué hizo Er, pero está bastante claro qué hizo Onan, que es básicamente lo que hace un dispositivo anticonceptivo. Si bien entendemos que Onan no pudo pasar físicamente el semen de Er a Tamar, este texto ha guiado a las personas religiosas durante miles de años, por lo que puede mantenerse como una doctrina establecida y está protegido por los derechos de la 1ª enmienda. Para un creyente, el tema acerca de “Lo que él hizo desagradar a Jehová” es un poderoso elemento de disuasión por derecho propio, y luego agrega la parte donde el Señor lo mató porque nos muestra que Dios estaba más que solo disgustado. Para muchos creyentes, esto podría causar serios problemas psicológicos y miedo a la condenación.