La alta temperatura afecta la función de “áreas de traducción” del cerebro (cerebro). Por lo tanto, los nervios sensoriales funcionan a través del receptor en las papilas gustativas, pero el cerebro lo traduce en otra cosa, lo que nos da un sabor amargo.
El sabor amargo también puede ocurrir debido a la producción excesiva de enzimas como defensa automática contra microorganismos extraños.