Señalización
Los hospitales tienen una señalización atroz. El personal del hospital no parece apreciar que las hojas deshonestas de 8.5 “x 11” de las impresoras de su departamento donde sea que encuentren un trozo de pared que no se escape no constituyen una comunicación clara y efectiva.
Tuve que pedirle al personal de enfermería indicaciones sobre cómo llegar al quinto piso. Ni siquiera un departamento específico. El piso real Los elevadores no llegaron allí y las puertas de escape de fuego solo se abrieron hacia adentro. Ella y un pequeño grupo de otras enfermeras no pudieron resolverlo. No tenían idea. Tuve que buscar un conserje para revelar este misterio interno gnóstico.
He caminado por las principales puertas de entrada para adultos y he visto sobre el piso del vestíbulo un cartel de “Registro” a la izquierda y un cartel de “Registro” a la derecha. Eran idénticos, salvo las flechas que lo acompañaban que apuntaban en direcciones opuestas. Una era para oncología y una para todo lo demás, pero eso por supuesto no estaba claro a menos que (a) hicieras cola para hablar con un humano o (b) mágicamente supieras buscar la discreta hoja de papel cuidadosamente escondida a la altura de la rodilla en un pasillo en desuso.
Señalización Los hospitales también podrían poner su información detrás de las puertas marcadas como “cuidado con el leopardo”. Hicieron que Douglas Adams y Franz Kafka se señalaran el uno al otro con el dedo, diciendo: “De ninguna manera, hombre, tu culpa. No la mía”.