La escuela y los hospitales no son especialmente inversiones a largo plazo desde la perspectiva del capitalista. Puede construir una escuela u hospital y hacerlo funcionar de forma rentable en un período de tiempo relativamente corto. No es como construir una central nuclear, lo que podría tomar diez o quince años y no generar ganancias por más tiempo. El dolor a corto plazo y la ganancia a largo plazo todo proviene de la perspectiva del consumidor. Ahora paga las primas de su seguro de salud o las cuotas escolares de los niños, y no ve ningún beneficio durante diez, veinte o treinta años.
Afortunadamente, las clases medias siempre han estado muy interesadas en proporcionar a sus hijos una buena educación. Incluso en un país como el Reino Unido, donde todos pueden disfrutar de una educación estatal hasta la edad de 18 años, las clases medias más ricas están preparadas para gastar una proporción significativa de sus ingresos en educación privada. Antes del advenimiento de la educación estatal, los niños de familias pobres que mostraban potencial académico recibían becas de organizaciones benéficas y escuelas para mejorar la buena voluntad y la reputación académica de su institución. Los estándares educativos para aquellos que asistieron a la escuela fueron altos, pero lamentablemente hubo muchos niños que no lo hicieron. El problema no es la calidad de la educación en una economía de mercado puramente libre, sino la inclusión.
Del mismo modo, los mercados libres pueden ofrecer atención médica de buena calidad, pero sin ninguna garantía de que sea asequible para todos. Las compañías de seguros de salud están motivadas para mantener a las personas en forma y bien a fin de reducir sus costos y, por lo tanto, tienen un incentivo para realizar chequeos periódicos y exámenes iniciales. Cuanto más tiempo vivan sus clientes, más tiempo pagarán sus primas. Las compañías farmacéuticas en un entorno genuinamente competitivo persiguen rápidamente el precio de sus productos. En mi supermercado local puede comprar un paquete bastante grande de paracetamol por 29 peniques (50 centavos de dólar). Sin embargo, es importante no confundir el sistema de salud de los Estados Unidos con un mercado libre porque evidentemente no lo es, está muy politizado y regulado en su mayor parte para proteger los intereses corporativos. Los mercados genuinamente libres son difíciles de lograr y no hay un país en el mundo que tenga algo así como un mercado libre en el cuidado de la salud.
En cuanto a garantizar que incluso los ciudadanos más pobres puedan disfrutar de educación y asistencia sanitaria, los puristas libertarios insistirían en que esto se haga a través de la caridad. La caridad podría proveer para todos si solo se pudiera persuadir a las personas de ser lo suficientemente altruistas, pero raramente las sociedades humanas han demostrado este nivel de altruismo. Sin embargo, para los defensores pragmáticos de los mercados libres no existe conflicto alguno con el cumplimiento de los servicios a través del mercado y el hecho de permitir que el estado asegure a los pobres y necesitados, siempre que el estado permita que esos mercados funcionen. Si el estado hace un compromiso a largo plazo para proporcionar ese seguro, los capitalistas que operan en el mercado satisfarán felizmente la demanda.
