Todos conocemos la historia y el efecto de la peste negra o, más recientemente, de 1900 a aproximadamente 1920, la peste española con sus millones de muertes.
Pero si miramos el efecto de la bomba atómica en Nagasaky e Hiroshima, y contamos los miles de bombas en los arsenales de los países principales y menos importantes como Corea del Norte o Israel, tenemos suficiente poder para destruir una docena de tierras.
Pero esta espada de Damocle se mantiene firme sobre nuestras cabezas por un grupo de personas poderosas en el mundo con poder y autoridad, pero no por un sentimiento caritativo, sino solo por autoconfianza.
Esas son las mismas personas que a lo largo de generaciones y generaciones han enviado a millones y millones de humanos a meterse en las miles y miles de guerras declaradas por diversas excusas, pero por las siguientes razones principales: poder, tierra y dinero.
¿Ha cambiado el mundo? Desde 1945 las bombas atómicas han estado disponibles, pero aún no se han librado guerras atómicas. ¿Por qué? Por las siguientes razones: las personas que podrían lanzar una guerra atómica están esperando seguridad. La razón por la cual no ha habido tal tipo de guerra es porque “ellos” no se sienten lo suficientemente seguros, se preocupan por sí mismos y “sus” hijos.
En el momento en que haya suficiente seguridad para esta Milla de personas superpoderosas, habrá una guerra atómica.
Michel Di Sclafani