Napoleón fue el primer general en reconocer la importancia de los médicos del campo de batalla y llevarlos junto con sus ejércitos en números serios, pero en esa época lo que podían hacer era limitado. Los modernos sistemas médicos militares simplemente no están estructurados para hacer frente a las bajas en la escala de la Primera Guerra Mundial. (Tampoco estaban estructurados para hacerles frente en agosto de 1914, estoy seguro de que muchos murieron y podrían haber sido salvados si hubiera suficientes personas para cuidarlos).
Desde el final de la Guerra Fría, los ejércitos de la mayoría de las naciones se han alejado de los ejércitos diseñados para grandes batallas en frentes bien definidos, y sus tácticas han sido modificadas para usar menos tropas y proporcionarles una mejor protección en el campo. Esto significa que se necesitan menos instalaciones de atención y que la calidad de la atención de un soldado individual es mucho mayor de lo que era. Pero el sistema no puede manejar bajas masivas.
Uno de los mayores cambios en el tratamiento de los heridos ha sido sacarlos del campo de batalla absolutamente tan pronto como sea posible. Esta no solo es una buena idea por razones médicas y humanitarias, sino que también mejora la efectividad de combate de la unidad. Las tropas heridas reducen la velocidad de una unidad y la hacen vulnerable.
