La disfunción eréctil (ED) es la incapacidad de un hombre para obtener una erección lo suficientemente firme como para tener relaciones sexuales.
La condición también se llama impotencia.
La DE puede resultar en una vida sexual insatisfactoria y causar otros problemas.
El alcohol es un depresor del sistema nervioso y puede bloquear los impulsos nerviosos y los mensajes entre el cerebro y el cuerpo. Esta es la razón por la cual las personas ebrias a menudo experimentan dificultad para hablar, arrebatos emocionales y dificultad para caminar.
Donde el alcohol puede tener éxito como un afrodisíaco para hacer que la gente “esté de humor” puede fallar en la ejecución. Durante una erección, el pene se llena de sangre y los vasos se cierran, impidiendo el reflujo, de modo que el pene permanece erecto. A corto plazo, el consumo excesivo de alcohol hace que los vasos sanguíneos del pene se expandan, lo que permite un mayor flujo de sangre, pero evita que esos vasos se cierren. Como resultado, el pene puede ponerse erecto pero no permanecer así, ya que no hay nada que impida el reflujo.
A largo plazo, el consumo excesivo de alcohol en realidad daña los vasos sanguíneos y contribuye a la hipertensión e incluso a la enfermedad cardíaca, ambos factores que contribuyen a la disfunción eréctil. En hombres sanos, el consumo moderado de alcohol no debe causar disfunción eréctil.
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