Puede ser molesto para alguien decirte que probablemente quisiste decir “gist” en lugar de “bromear”, pero deberías estar un poco agradecido de que se hayan tomado el tiempo.
La ortografía y la gramática deficientes y el mal uso de las palabras hacen que sea fácil para otras personas juzgar mal su inteligencia. Las personas disléxicas luchan con esto toda su vida.
Pero hay otro problema: si está leyendo un contrato o escribiendo uno, donde las palabras tienen un significado preciso, podría dejarse expuesto a serias responsabilidades si las malinterpreta o si supone que algo en el contrato “es evidente”. En el derecho contractual, casi nada es evidente.
Piense en el lenguaje correcto y preciso como una forma de defensa propia.