Depende, es decir, cuando se consideran los efectos secundarios, y entonces uno comienza a preguntarse cuál es exactamente mejor: seguir siendo un paciente psiquiátrico o ser ayudado por las drogas, solo para perder alguna otra función biológica o de salud.
Y esto se debe a que los aspectos neurológicos y frenológicos de la salud mental aún constituyen un desafío para la profesión médica. Y lo peor de todo es que muchos pacientes psiquiátricos realmente sufren algún tipo de diasis, aflicción espiritual, y luego quedan sujetos a medicamentos que no necesitan.
No he leído el libro ni el artículo, pero tu pregunta es suficientemente clara.