Por supuesto. Debe convencer al cirujano de que es lo suficientemente maduro y estar preparado para mantener la confianza que se le confió sobre “lo que ve aquí, lo que lee aquí, cuando se va de aquí, que se quede aquí”.
Debería pedir que se pare en un taburete para que pueda ver dentro del campo de operaciones sin molestarse.
Debes ser consciente de dónde estás parada, a qué te enfrentas, qué toca, dónde comienza y termina tu cuerpo en un radio de 360 grados, porque si tocas algo y lo contagias, suceden cosas malas.
El cirujano y el administrador de quirófano deberán solicitar al paciente su permiso y consentimiento informado.