En el programa de radio The Age of Persuasion (Radio de CBC) se discutió el tema del mal sabor de Buckley. Fue parte de una discusión más amplia sobre cómo agregar fricción a la experiencia del usuario puede realmente mejorar la percepción de las personas sobre el producto y su deseo de usarlo. Con Buckley’s, el sabor horrible es una herramienta psicológica: si sabe mal, lo percibimos como más eficaz. Si es asqueroso, ¡debe estar matando gérmenes! El efecto psicológico en juego aquí es que percibimos que estamos sanando más cuando estamos en dolor. Como humanos, tenemos muchas pequeñas y divertidas creencias como esa.
Otro ejemplo dado fue el acondicionador Clairol. Lanzaron un acondicionador que funcionó en 2 minutos y se dejó caer. A continuación, cambiaron la etiqueta y dijeron que era necesario que permaneciera encendida durante 30 minutos, el tiempo que demoraron los acondicionadores de salón. Las ventas se dispararon porque añadieron credibilidad al producto. Como seres humanos, buscamos consistencia en nuestro mundo, y si tanto el salón como los acondicionadores domésticos consumen mucho tiempo, también atribuimos las otras propiedades de los acondicionadores de salón a la contraparte doméstica.
¡Mira el espectáculo!
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