Un reciente anuncio (gracioso) de la televisión GEICO dice que “un ex sargento de instrucción sería un terapeuta terrible”, pero ¿es eso cierto?

Sí, probablemente sea cierto. El sargento de instrucción motiva por un estilo de comunicación de volumen directo y alto (gritando). Escuchar no es una habilidad que cultiven excepto cuando interactúan con sus oficiales al mando.
Los terapeutas deben poder escuchar sin juzgar, lo que permite que una persona logre una mayor comprensión, auto aceptación y tome decisiones cada vez más maduras. La habilidad de escuchar se aprende con el tiempo. La capacidad de motivar de una manera sutil y no amenazante es un arte. El terapeuta casi nunca amenaza o grita, en cambio, al hacer preguntas, puede dirigir la atención a las cosas que hacen que una persona entienda que puede atraer la motivación desde adentro.