En primer lugar, el tratamiento de la insuficiencia cardíaca congestiva no es una cirugía de bypass o una angioplastia. La cirugía de derivación o el término científico injerto de derivación coronaria y la intervención por vía cutánea (ICP) son el tratamiento de elección para la enfermedad de la arteria coronaria, donde hay obstrucción de las arterias que irrigan el músculo cardíaco, lo que produce isquemia y necrosis (infarto de miocardio).
El término insuficiencia cardíaca congestiva se refiere a insuficiencia biventricular, lo que significa que tanto el ventrículo derecho como el izquierdo no pueden bombear sangre, lo que produce congestión pulmonar y sistémica. La congestión pulmonar produce edema pulmonar, una afección en la que hay acumulación de líquido dentro de los alvéolos pulmonares y el intersticio. La congestión sistémica produce aumento de tamaño del hígado, acumulación de líquido en la cavidad abdominal (que conduce a ascitis) e hinchazón en la periferia.
En una situación como esta, el tratamiento está dirigido a:
- Eliminación del exceso de líquido recogido en los diversos espacios: esto se consigue mediante el uso de diuréticos, como furosemida o torsemida.
- Disminuir la carga de trabajo en el corazón que falla, logrado mediante el uso de:
- Inhibidores ACE
- Bloqueadores beta
- Digitalis (digoxina)
Por supuesto, existen modos más elevados de terapia, como la terapia de resincronización cardíaca, el uso de dispositivos de asistencia ventricular y, por último, el trasplante de corazón. Estos se consideran cuando, a pesar del tratamiento médico, el paciente sigue sintomático.