Los adolescentes típicos son altamente egocéntricos.
Creen que son el centro de atención (fenómeno de la audiencia imaginaria) y son invulnerables de forma única a las consecuencias de un comportamiento arriesgado (creencia fábula personal).
Estos rasgos generalmente se desvanecen a medida que los cerebros de los adolescentes maduran entre los 20 y los 30 años.
Algunos adultos nunca superan esas creencias erróneas de los adolescentes. Pueden participar regularmente en conductas de alto riesgo, creen firmemente que son superiores a los demás y parecen extremadamente egocéntricos.
La fábula personal de los adolescentes
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