El problema es que Estados Unidos no tiene un “sistema de atención médica”, si con eso se refiere a la provisión sistémica para la salud de los estadounidenses. Tiene una “industria del cuidado de enfermos”, y eso es algo muy diferente.
Un verdadero cambio de uno a otro sería un gran trastorno para la economía de los EE. UU. Estamos hablando de eliminar una industria de hospitales, fabricantes de dispositivos y compañías de seguros que consume el 20% del PIB de los Estados Unidos y lo reemplaza con la iniciativa gubernamental más grande en la historia de los Estados Unidos.
Un sistema de salud sería casi seguro más barato en dólares en bruto, pero su costo económico sería enorme.
