Respetuosamente, los cambios magnéticos (como los causados por los imanes normalmente disponibles en la Tierra) no producen efectos tóxicos en las células humanas de ningún tipo, cancerosas o no.
Un escáner de resonancia magnética, por ejemplo, es básicamente un imán inmensamente poderoso, mucho más potente que cualquiera que puedas usar. Tiene solo un efecto mínimo sobre los átomos de hidrógeno en las células de su cuerpo, y no puede afectar la vida o la muerte de ninguna de sus células, nuevamente, independientemente de si son o no cancerosas. Esta es la razón por la cual es relativamente seguro usar la resonancia magnética como método de imágenes; el imán enormemente poderoso todavía no es lo suficientemente potente como para dañar las células de su cuerpo hasta donde sabemos.
En resumen, no se puede recomendar una “terapia” magnética para el cáncer; simplemente no es efectivo.
Hipotéticamente, incluso si construyeses un imán enormemente poderoso, capaz de desintegrar células, no habría manera de garantizar que sus efectos solo alcanzaran el cáncer. En mi opinión, probablemente destruiría las células de manera más indiscriminada que la radiación, matando al tejido sano y al cáncer por igual.
